Las planchas de oro, que desaparecieron en el pequeno museo del Padre Crespi pertenecian a las cuevas de Tayos.

Las planchas de oro que se encontraban en las cuevas de Tayos, fueron otorgadas al padre Carlos Crespi Croci por la tribu jíbara (de Ecuador) durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, estas láminas desaparecieron, según afirma Carlos Crespi, quien también relata que su historia es la historia de la humanidad. Carlos Crespi Croci, un sacerdote salesiano y documentalista italiano, supo acerca de la Cueva de los Tayos en la década del veinte porque se hizo un documental acerca de los indígenas shuar en 1927. Un conjunto de piezas que Crespi afirma que le entregaron miembros de la comunidad shuar se almacenaron en el Museo Privado de Carlos Crespi Croci, situado en Cuenca. La mayoría de los objetos shuar y preshuar se vendieron o se perdieron en el incendio del año 1962, por lo que solo quedan unos pocos vídeos y fotografías. Estos objetos se esfumaron del convento salesiano de Cuenca tras el fallecimiento del sacerdote salesiano en 1982. En escritos de carácter ocultista, se ha afirmado que la masonería de varios países habría tenido interés en el periodo por descubrir la increíble biblioteca metálica que un autor húngaro-argentino, János Juan Móricz (1923–1991), supuestamente halló en una cueva durante la década de los sesenta. El autor suizo Erich von Däniken lo popularizó más tarde en su libro Oro de los dioses. Además, una agrupación de mormones llegó a la conclusión de que las planchas metálicas mencionadas en el libro del profeta Joseph Smith son, efectivamente, las que existieron en la Caverna Subterránea según Moricz; esto se debe a que el ángel Moroni, mencionado en la obra de Smith, tiene un nombre parecido al de la provincia donde se halla la cueva: Morona Santiago.

12/22/20251 min leer

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